Autoestima

Los complejos del verano y la aceptación corporal

Al llegar la temporada de verano nuestros cuerpos quedan mucho más expuestos, de consecuencia es natural que pongamos mayor atención a nuestro aspecto físico. Si a esto añadimos la constante exposición a cuerpos “perfectos” que vemos publicados en redes sociales (los filtros de instagram crean unos cánones estéticos super distorsionados y muy poco realistas) no nos sorprende que mucha persona acabe desarrollando un problema emocional y un fuerte rechazo al propio cuerpo. Estos procesos mentales pueden contribuir a empeorar nuestra autoimagen corporal.

Procesos mentales que contribuyen a la preocupación por los complejos físicos

Los problemas relacionados con la preocupación por los complejos físicos se sostienen sobre procesos fundamentalmente totalmente mentales.

La clave de estos procesos tiene que ver con dónde centramos nuestra atención. Hasta cierto punto es normal estar pendientes de nuestro cuerpo, pensar en qué tal nos vemos y fijarnos en nuestra apariencia. Sin embargo, si nuestra atención se centra en partes particulares de nuestros cuerpos, y de consecuencias pasamos demasiado tiempo centrado en ellas y no resulta difícil desconectar, seguramente acabaremos desarrollando un problema de no aceptación e inseguridad.

El primer paso para vencer estos complejos y favorecer la aceptación corporal es darse cuenta de los mecanismos mentales que no nos ayudan, si no que empeoran y mantienen el problema. Así que vamos a ver algunas de las ideas en las que nos centramos de forma equivocada:

Preguntas incontestables

Son preguntas que no tienen una respuesta simple, con lo cual se vuelven recurrentes y causan malestar. Por ejemplo: ¿Por qué tengo este aspecto? ¿Por qué yo? ¿Por qué no podría haber tenido mejores genes? ¿Por qué tengo que lidiar con esto cuando otros no lo hacen? ¿Por qué no puedo simplemente ser normal?

Autocríticas

Etiquetarnos de forma muy negativa o despectiva. Por ejemplo: doy asco, parezco un bicho raro, soy fex soy horrible…O criticar partes específicas del cuerpo: mis manos son increíblemente torcidas, estoy muy calvx, mi piel es flácida y horrible, mis dientes están amarillos…

Fantasías

Fantasear sobre el pasado o el futuro pensando que las cosas serían diferentes si se pudiese cambiar ese “defecto”. Por ejemplo: Si fuera más alto, sería más popular, Si no tuviera acné, ya tendría pareja, Cuando tenga más músculos, los demás me aceptarán; Una vez que me opere, todo me irá bien…

Comparaciones negativas

Centranos en las virtudes físicas de lxs demás y en los aspectos negativos propios, de forma que conseguirás salir perdiendo de cualquier comparación. Por ejemplo: Nunca seré tan atractivo como ellxs; Ellxs son mucho más guapaxs que yo; Ojalá tuviera su pelo, el mío es horrible.

Sobregeneralizaciones

Sacar conclusiones generalizadas basándose solo en un pequeño hecho. Para ello solemos emplear palabras como “nunca», «siempre», «todo”, “nada”. Por ejemplo: Mi sonrisa estropea toda mi cara; Todos notarán que estoy perdiendo pelo; Siempre tengo un brote de acné cuando pasa algo importante; Las cosas nunca me salen bien.

Preocupaciones

Ralizar predicciones negativas sobre el futuro. A menudo con formulaciones tipo «¿y si…?», que se vuelven repetitivas o nos mantienen rumiando y saltando de un tema a otro. Por ejemplo: ¿Qué pasa si me quedo así para siempre? ¿Y si me ven sin maquillaje? ¿Y si las cosas nunca mejoran? ¿Qué pasa si no puedo cambiar mi apariencia? ¿Y si se ríen de mí?

Imágenes

Revivir eventos pasados angustiantes que tienen que ver con tu apariencia, como puede ser el recuerdo de haber sido objeto de burlas en la adolescencia debido al acné.

IMPACTO NEGATIVO

Como hemos visto, hay muchas formas en las que nuestra atención puede estar centrada en complejos y preocupaciones estéticas. Este exceso de atención en el aspecto físico puede provocar mucha angustia la obsesión con la estética puede provocar problemas como ansiedad, vergüenza, baja autoestima y estado de ánimo deprimido

Es importante aprender a entrenar la atención para reconducirla desde los pensamientos negativos y obsesivos acerca del físico hacia el momento presente, lo que existe en el aquí y ahora.

CÓMO FAVORECER LA ACEPTACIÓN CORPORAL

Para superar los complejos y conseguir la aceptación corporal es importante que nos deshagamos de los procesos mentales automáticos que acabamos de describir. Pero esos mecanismos no se pueden simplemente «suprimir» de nuestra mente, si no que hay que reemplazarlos por otros modos de procesamiento más saludables, como:

Entrenamiento atencional

En psicoterapia, el trabajo con los complejos corporales  involucra el desarrollo de la “aceptación corporal”. Para ello se entrena la atención, moviendo el foco de lo negativo (y obsesivo) a una visión mucho más amplia y positiva y de consecuencia más realista. Centrándonos en aquello que nos gusta más y aceptando y no luchando contra lo que no nos gusta tanto. El cuerpo es nuestro contenedor, cuando te mueves, bailas, nadas y sales de excursión, es el cuerpo que nos permite estar vivxs.

Exposición

Además de entrenar la atención, es necesario exponer nuestro cuerpo tal y como es, sin ocultar, disimular ni modificar ninguna parte considerada “problemática”. Esta exposición es la que va a permitirnos comprobar que nuestros “defectos” no generan el rechazo que habíamos estado temiendo.

Abandonar las conductas de seguridad y evitación

Las conductas de evitación mantienen el malestar y la obsesión por el cuerpo. Algunas de estas conductas incluyen mirarse repetidamente en el espejo, buscar ropa que tape o disimule ciertas zonas, pedir confirmación a otros sobre cómo nos vemos…

Si abandonas estas estrategias y te dejas ver tal y como eres, no sólo estarás reduciendo el malestar provocado por el complejo obsesivo, si no que los demás te van a ver como alguien más seguro de sí mismo. Y esto resulta atractivo.

Por último, no dudes en ponerte en contacto con profesionales para ayudarte a superar un problema relacionado con tu imagen corporal. 

En Altea Psicólogos

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